Me ha encantado este taller. ¡Me lo he pasado pipa!
No se quien ha disfrutados más, si ellos, o yo. Nada como volver a conectar con la inocencia, la creatividad, la imaginación y la curiosidad de cuando eres niño.
¡Que maravilla volver a ver el mundo a través de sus ojos!
Además de su gran energía y su afán por descubrir, de acción y de jugar, hemos sido arboles, peces, chimpancés, águilas, hélices, y hasta ventiladores, hemos volado, navegado y buceado, su imaginación no tiene fin. Pero además de todo eso, nadie como los niños para sorprenderte.
Me ha sorprendido su gran capacidad para relajarse. Hemos terminado la sesión con una bonita meditación, y el colofón final, acurrucados en «la cabaña del indio».
Gracias desde Satya escuela de yoga por permitirme compartir una mañana tan especial, por darme el privilegio de volver a ser niños juntos.